martes, 14 de septiembre de 2010

Direcciones

V: y, ¿a dónde vivís ahora?
J: aquí por el monumento a la justicia.
V: por aquella figura.
J: ajá. Bueno, pasás la figura y, luego, te vas sobre esa calle. Y seguís, seguís...
V: ¿no hago el cruce aquel?
J: no. Seguís recto. Hasta llegar a una pluma.
V: ajá.
J: entonces, seguís recto. ¡No, no, no!
V: ¡¿qué?!
J: me equivoqué.
V: ¿entonces?
J: seguís recto, hasta llegar a un cruce obligado a la derecha.
V: ok.
J: de ahí, seguís recto, recto, recto...
V: hasta llegar a la pluma.
J: ¡exacto!
V: ¿y luego?
J: entonces, seguís recto.
V: ¿cuántas cuadras?
J: una, dos, tres... A la cuarta te metés. Hay un portón verde.
V: ¿es un pasaje?
J: sí.
V: ¿cómo se llama, o qué número es?
J: se llama como aquella playa.
V: ya. Bueno, tenés el don de guiar a la gente.
J: habría sido más fácil decirte que abordés el autobús 22, te bajás en la esquina de la empresa aquella, cruzás a la derecha y bajás tres pasajes. Te metés en el cuarto. El que tiene el nombre de la playa.
V: eso parece más fácil. En fin... Me voy.
J: bueno. Cuidate.
V: igual.

--"¡Ja! Como si algún día fueras, realmente, a ir de visita", dijo el sentido común--.

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