La respiración se me hace cada vez más difícil. Quiero hablar, pero las palabras no me salen. Algo me lo impide. Las lágrimas quieren salir, pero no logran más que hacer difícil la visibilidad. ¡Eso es! No quiero ver, ni hablar. No puedo, y no quiero. Inhalo fuerte. Siento el viento sobre mi rostro, pero el aire no entra a mis pulmones. Me preocupo, me agito, me espanto...
No sé si llorar. Y tampoco sé si pueda.
lunes, 20 de septiembre de 2010
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