El quinto día, él siempre regresaba del cielo al infierno (antes era lo contrario: regresaba del infierno de las ganas de volver, al cielo de su presencia. La presencia de ella). El quinto día, las ganas le invadían. El sexto, las saciaba. El séptimo empezaba a extrañarlas, y el octavo (porque en esta historia no hay 'primeros') las ganas reaparecían.
Ahora, un día sin nombre ni número, podría ser 'EL DÍA'. El de él. Ese día para tomar decisiones (o fingir que las toma, en vista de que ella ya lo hizo por él). Pero este día, 'EL DÍA', podría ser el 'NO DÍA' para ella. Porque, igual, los días son de unos, mientras no sean de otros. Del mismo modo, ella ya no era de él, ni él de ella. Algunos días, sin embargo, pueden llegar a ser de todos. Aunque el quinto día, sin duda, ya no será el mismo para él.
Y ella lo va a extrañar.
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