sábado, 10 de abril de 2010

Una Coca Cola, por favor

Había llegado tarde a una historia que ya me llevaba 12 abrazos y varios besos de distancia. Sin embargo, todo era fácil. Fácil de entender. Es algo así (que no lo es, pero se parece):

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La Querida:

" Tengo adicción a la Coca Cola. Un día, voy a comprar una caja llena de ellas. Por ahora no tengo el dinero, tampoco tengo trabajo, ni un lugar a dónde guardarlas y no hay una empresa de The Coca Cola Company en mi país. Mucha Coca Cola me hace daño. Yo la quiero a ella, pero ella no me quiere a mí. Me hace mal. Igual, me compraré una caja.

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Ayer, alguien me trajo desde muy lejos una lata de mi bebida dañina favorita. Y yo, claro, no la acepté. Yo quiero mi caja".

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Entonces:

Estimada Querida: cuando uno tiene un antojo listo para ser saciado, uno lo toma y lo disfruta. Si no, llega otro con más antojo y más inteligencia. Luego tendrás que esperar a que la Coca Cola se instale en el país. Para hacerte daño, claro.

Yo sí sé lo que quiero. En fin... ¡Una Coca Cola, por favor!

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