La otra noche estudiaba mi nuevo celular. Buscaba algunas "opciones" en el envío de mensajes, que es mi especialidad. Pues bien. Allí estaba, en la carpeta de plantillas predeterminadas. Era la frase que, en lo personal, siempre me había parecido absurda: "Yo también te amo".
Y es que eso de "yo también" siempre me sonó a que la otra persona no tiene nada qué decirme. Me suena a que no sólo no tiene las palabras adecuadas; sino que, además, cae en lo común. Y lo común, como ya es sabido, no le hace bien a nadie.
Me puse a pensar en las probabilidades de que cada vez que alguien escribe "de todo corazón" un 'Te amo', la respuesta que recibe radica en la habilidad de presionar un botón que te lleve a plantillas prediseñadas, digitar el número del "ser amado" y presionar el botoncito verde. ¡Y listo!
Yo, personalmente, prefiero un beso de respuesta. Un abrazo, un silencio, una mirada, una sonrisa delatora. Algo efímeramente sublime, pero más real que un "yo también". Mucho más.
P.D.: creo que no te amo.
lunes, 15 de febrero de 2010
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