Eran las 11:51 de la noche cuando un mensaje se registró en la pantalla luminosa de mi celular. Detesto que eso pase cuando me encuentro disfrutando de mi lectura y del ambiente nocturno que tanto me gusta.
-¿Puede tu otro yo tener álter egos?, me preguntó.
-No sé. Eso es lo que él me ha informado, le dije.
No me contestó, ni continuó el interrogatorio. Fue un alivio. No sé qué le hubiera dicho a mi otro yo para que no se molestara por interrumpir su lectura... y la de los otros.
miércoles, 6 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario